jueves, 10 de enero de 2013

DE CAFAYATE A CACHI


Adiós Cafayate. 
Nos fuimos a Cachi, más precisamente a Cachi Adentro, por uno de los tramos más bonitos que tiene la R.N. 40 en todo su trazado. Apenás unos 20 km de pavimento hasta San Carlos, para darle paso al consolidado, a esas piedras con las cuales soñamos toda la noche.
Seguimos todos los pasos de las revista Lugares, de los últimos cuatro años. Teníamos mucho por hacer en esos ciento veintiocho kilómetros hacia destino.
Este tramo lo hicimos en el viaje anterior con Cecilia, donde nos hicimos amigos de una pareja suiza que nos levantó tras “hacer dedo”, en su auto alquilado.
No recordábamos muchas cosas…o cambiaron bastante otras tantas.
La primera escala fue San Carlos. Un pueblo que tiene un futuro increíble. Muy prolijo, con mucha historia y bien conservado. Un futuro centro turístico.

Tras recorrer su plaza con sus edificios más representativos, nos dirigimos a La Vaca Tranquila, una finca- hostería de unos belgas que preparan una cerveza artesanal “Me echó la burra” en sus diferentes versiones.
Una rubia y una roja pal´baúl…
Unos kilómetros adelante, nos encontramos con la Reserva Natural de Angatasco y sus formaciones rocosas de las más extrañas. La verdad…no recordamos haber pasado por ahí hace doce años.

Y se nos venía la siesta. Y el almuerzo era un tema más que importante para los chicos. Mirando las revistas descubrimos que estábamos cerca de la Finca La Carmen. Un lujo. Además de una hostería, cuentan con la Iglesia más antigua de los valles calchaquíes, más un museo, mas una granja didáctica y un restaurante, al cuál acudimos.

Y seguimos rumbo a Cachi, más precisamente a Miraluna, la bodega con hostería que nos estaba esperando.
Al pasar por Molinos, noto por primera vez, un inconveniente mecánico…el auto estaba recalentando sin motivo alguno. Por tal motivo decidí parar en el kilómetro 4.461 de la 40, justo donde se encontraba el llamado de SOS. Es un dato importante, que cada trece kilómetros nos encontramos con estos SOS por cualquier inconveniente que pueda surgir. 

 
Por suerte, una vez que levanté el capot de la Meriva, prendió el electro, como por arte de magia, y la temperatura volvió a sus niveles normales. Mis conocimientos mecánicos y mis kilómetros andados en ripio y altura me hacen con soñar con correr el Dakar 2014…
Sin más problemas, llegamos a Cachi después de varios minutos de “serrucho” en la ruta y de vueltas, y más vueltas, y de calzadas angostas, que en realidad eran una sola mano.
Sin detenernos en la ciudad, fuimos directo a las cabañas…ahí, donde nacen las estrellas y el buen vino de altura. 
Sería ridículo no agregar a la cava del bául un Miraluna Malbec, un tinto que en Buenos Aires no se consigue….

Mientras les presento mis amigos…
Un Nanni Malbec, un Coquena Malbec de Yacochuya, un Lurton Malbec, un torrontés La Puerta, un Don Diego Syrah Reserva, un Chañarmuyo Syrah, y  las dos Me echó la Burra.
Pongan el asado que vinos (y porque no copas) sobran.

 

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