Una vez
desayunados en el Hotel San Luis, partimos hacia la ciudad de San Juan, parando
previamente en el P.N. Sierra de las Quijadas.
Con
respecto al hotel, quizás algún día volvamos….¡a buscar esas habitaciones
cálidas, elegantes, con flores en las
mesas de luz como en las fotos de la
web! Cómo nos engañan en oportunidades….pero
sigamos el recorrido bajo un sol que pretende ser infernal para el mediodía.
Tomamos la
ruta nacional 147 que nos llevará a las
Quijadas.
Entramos al
parque y creíamos que estábamos solos, ya que nos recibió el encargado de
cobrarnos y dos maras, que por aquellas horas, toleraban los 38°C a la sombra de
una chañar.
Avanzamos
con el auto por los senderos áridos donde pudimos ver hornillos de los pueblos
originarios, y tras andar unos 10 minutos, llegamos a un estacionamiento desde
donde salían varios senderos de diferentes dificultades para observar las
sierras.
Muy
impactantes las vistas, que estoy seguro que en las fotos se pierden la
dimensión de las mismas como así también el sonido del viento que erosiona
tales formaciones.
Después de
caminar por los senderos apreciando los Farallones, como si estuvieran trazados
con un pincel, bien merecidas teníamos unas aguas heladas para paliar la alta
temperatura del mediodía puntano.
Antes de
partir del P:N. Sierras de las Quijadas, al cual recomendamos su visita, nos
informan que para almorzar debíamos
hacer unos cien kilómetros hacia el
norte hasta llegar a Encón, lo cual nos demandaría una hora. Por suerte siempre
está el A..C.A. en estos pueblos inhóspitos para poder tomar una bebida fresca,
reacondicionar el auto para continuar la marcha….todo bajo unos 42° como indica
el termómetro del auto.
Y llegamos
a San Juan, esquivando hectáreas de viñedos
y más viñedos. Nos parecía que las uvas próximas a cosecharse se
derretían por el siempre contacto de la brisa cálida y más cálida ...¡¡terriblemente
cálida!!
Tomamos la
Avenida Circunvalación, una Gral. Paz
sanjuanina, que nos desemboca a nuestro nuevo alojamiento, Aire Andino, el cual
nos esperaba con la pileta de natación.
Y pintó
pileta…que nos disculpe Sarmiento, Graffigna y demás personalidades
sanjuaninas, pero la pileta tiró mas que un rico Malbec.
Al
anochecer fuimos al centro a caminar, por esta ciudad que nos impactó por su
limpieza, su verde, su prolijidad. Subimos a la torre del campanario de la
catedral (la nueva…después del terremoto) y a cenar bajo la lluvia…bajo la
lluvia. Esa que estaban esperando todos, y que brindaban al comenzar, porque
hace meses que no lo hacía. Pero esa lluvia duró tan solo diez minutos.
Solo
restaba volver a nuestro hotel del cual tenemos las mejores referencias , para
dormir y despertarnos bien temprano para desayunar y partir a un día largo y
complejo.
Gracias por
leernos….
¡Que pálida lo del hotel en San Luis!
ResponderEliminarCuando tengas tiempo tenes que poner tu puntaje en la p'agina de promocion del hotel.
Y sigan disfrutando del resto del paseo