Pasamos por
Londres, por donde mejor no perderse, ya que ni los los propios habitantes
saben el nombre de sus calles…
Unos
kilómetros más tarde llegamos a Belén, para almorzar. Unas ricas empanadas
catamarqueñas y un merecido helado, frente a la plaza. Nos dimos cuenta que las
heladerías, son los únicos comercios abiertos por la hora de la siesta…aunque
no haya clientes.
Realmente
el tiempo nos acompaña. Antes de salir nos asustaron con las altas temperaturas
que debíamos soportar y por la época de lluvias, que hasta podrían perjudicar
el andar en las rutas del norte.
Tan sólo en
San Juan fue intenso el calor, por ahora, pero con una temperatura atípica para
los propios sanjuaninos. Con respecto a la lluvia….no quiero ser mufa.
De Belén ha
Santa María, es un trayecto largo donde en la ruta pasa poco. Algo de ripio a
la altura de Hualfín. Un aeropuerto algo desubicado para los magnates mineros
de la Alumbrera, y muchos animales sueltos que perjudican el andar.
Luego de
dejar Santa María, continuamos de largo hasta Cafayate, para instalarnos en el
Hotel Los Sauces, justo a la vuelta de la catedral. Esa noche salimos a caminar
por el centro tan cambiado después de nuestra visita doce años atrás, antes de
ser familia.
Al día
siguiente estábamos de cumpleaños, el de Cecilia. Y para descansar de la ruta,
nos tomamos la mañana para volver a caminar en búsqueda del regalo de la
cumpleañera, y de recorrer el Museo de la Vid y el Vino y el Museo
Arqueológico, antes de ir para la pileta del hotel. Ambos museos muy
recomendables, el primero es nuevo y cuenta con toda la tecnología, acorde para
la Ruta del Vino salteña. El segundo es un museo privado familiar, con todos
los hallazgos arqueológicos de la zona, atendido por la señora del arqueólogo.
Otro motivo por el cual no
debíamos alejarnos del casco urbano, era el de tener señal para recibir los
cientos de mensajes de salutaciones para Cecilia.
Luego de
una pequeña siesta, decidimos tomar la ruta hacia la Quebrada de las Conchas.
Con un
paisaje impactante, a cada metro quería fotografiar hasta lo imposible.
Decidimos cambiar el conductor del auto, así bajaba tranquilo para lograr esas
imágenes…
Llegamos
hasta la Garganta del Diablo donde escalamos unos metros por dentro de la
misma. El Anfiteatro, las ventanas, el obelisco, el sapo y los castillos forman
parte de esta Reserva Natural de la Quebrada.
...y si todo el mundo lo baila, porque nosotros no, y menos con este paisaje de fondo!!!!
Por la
noche, ya de vuelta a la ciudad, fuimos a festejar el cumpleaños al restó gourmet
Terruño, sobre la plaza principal…¡¡el único con tarjeta de débito y crédito!!.
Es increíble como una ciudad como Cafayate, con tanto turismo y movimiento
económico, no utilicen tarjetas de ningún tipo. Ahora se entiende las filas
larguísimas que encontramos en los pocos cajeros automáticos de la ciudad
(salvo a la hora de la siesta…), ni siquiera el A.C.A. acepta tarjetas para
cargar nafta.
Y dedicado a su cumpleaños un tema ochentoso acorde...Feliz cumpleaños, Ceci!!!!!
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