Y dejamos
Cachi con rumbo a Salta capital. Un tramo corto, pero teníamos un obstáculo
importante, la Cuesta del Obispo que nos demoraría más de lo pensado. Lo bueno
es que volvimos al asfalto después de cuatro días.
Antes de llegar a la cuesta, nos topamos con el
Parque Nacional Los Cardones, donde además de encontrar innumerables ejemplares
de los mismos, se recorre la Recta de Tin Tin, antiguo camino de los aborígenes
que Vialidad decidió que formara parte de la ruta.Y luego de andar unos kilómetros y subidas más, llegamos a la Cuesta del Obispo…a 3.457 m.s.n.m.
Por demás difícil mostrar el paisaje que nos regaló. El zigzagueo interminable. Los verdes que contrastaban con el marrón rocoso de las montañas. Las nubes en el medio, y el cambio de vegetación con el descenso.
Y llegamos
a Salta capital. Nos fuimos al hotel directamente…(¡¡¡gracias Yael!!!). Nos
alojamos en el Sheraton. La cara de sorpresa al ver en el lobby del hotel un
auténtico Frangella, muy similar al que tenemos colgado en el living de nuestro
departamento. La cara de los chicos
cuando abrieron la habitación…y ni hablar cuando por la ventana vieron la
pileta. No duraron ni diez minutos sin darse el chapuzón.
Por la
tarde fuimos a la plaza principal. Entramos a la catedral que nada tiene que
envidiar a la nuestra de Capital. Me puse al día con el blog después de varios
días sin Internet.
A la mañana
siguiente amaneció lluvioso. Ahí me acordé de todos aquellos que me dijeron que
tenga cuidado con la lluvia, que se inunda, que se cortan los caminos…(si, a
vos te lo digo, que al leer estas líneas estás riéndote socarronamente). La
verdad, es que entramos al MAAM, el museo se alta montaña donde se encuentran
las tres momias del Llullaillaco, y al finalizar la visita, sol salteño, por
donde lo mires.
Lo del
museo es impresionante. Por lo bien que está armado y por los chicos
momificados encontrados. Me hubiese gustado sacarle fotos a todo, pero no se
puede por expreso pedido y por iluminación especial con la que cuentan. Todo a
18°C y para no dañar a los “niños”, son expuestos a uno por vez. Pudimos ver a
la Doncella, como se la llama. Es un paseo que no debe dejar de hacerse en la
capital salteña.
A la salida,
el city tour tradicional. Iglesia de San Francisco, Convento San
Bernardo, Teleférico al Cerro San Bernardo.
Por la tarde todos fueron a la pileta del hotel, pero yo me encargué de solucionar un tema del auto que surgió en la entrada de la ciudad. Estaba tironeando un poco. O el filtro de nafta o alguna bujía que había cambiado antes de partir. Ese era todo mi conocimiento mecánico. No había otra posibilidad. Y cada vez estoy más cerca del Dakar…El cable de las bujías estaba complicándome el andar. Se cambió y listo para salir por la mañana a Purmamarca, en la Quebrada de Humahuaca.
Se nos viene la etapa final del viaje...
No hay comentarios:
Publicar un comentario