jueves, 3 de enero de 2013

POR LA CUESTA DE MIRANDA


Año nuevo, ciudad dormida.
Ni un alma por Villa Unión. No nos acostumbramos aún a los horarios de la provincia. No sabemos lo que es eso de la siesta. Ni de tener negocios abiertos hasta las diez, once de la noche.
Entonces, como esperar un desayuno un primero de enero hasta antes de las diez de la mañana…si hasta los pájaros duermen.
Mejor dejamos las Cabañas Valle Colorado y nos vamos a desayunar a Chilecito.
Pero no es tan corto el viaje por más que el kilometraje de ciudad a ciudad sea bajo, sino que en el medio de ambos tenemos la Cuesta de Miranda y nuestro primer contacto con la ruta nacional 40.
A poco de andar, en una mañana fría y nublada,  tras salir de Villa Unión, comenzamos a subir y nos topamos con un cartel indicándonos que el pavimento finalizaba a unos escasos metros.
Impactantes caminos rojizos de la cuesta, donde la cornisa nos acompaño durante todo su trayecto. Trayecto que varias veces se transformó en una sola calzada y con piedras testigos en el camino, de desprendimientos de piedras, recién sucedidos.








Algún cartel nos indicó que estábamos a 2020 mts. de altura y solo marcaba 13°C el termómetro del auto.
Cardones florecidos. Estelas de agua serpenteantes abajo, allá bien abajo. Algún que otro auto circulando con el mismo destino. Fue la primera cuesta del viaje, nos esperan dos más, la del Obispo en Salta, y la de Lipán en Jujuy.



 

Y comienza la bajada, ya en asfalto. Sañogasta. Chilecito.
Ya habían pasado las diez de la mañana, estábamos en horario para un buen y reparador desayuno…pero parece que en Chilecito festejaron hasta tarde el comienzo de año. No teníamos a quien preguntarle en la calle. Dimos vuelta la ciudad, todo cerrado, todos encerrados.
Se nos ocurrió dirigirnos a la hostería del A.C.A. y preguntar si se podría desayunar, cosa que ocurrió, por suerte, para todos.
Si bien no estaba prevista la escala en Chilecito decidimos dedicarle unos minutos a recorrerla y subir al Cristo del Portezuelo.
Un paseo que al cual le van agregando temas diferentes, que lo hacen muy atractivo.
Según los chicos, subieron doscientos escalones hasta llegar al Cristo. A los costados de estos, nos encontramos con diferentes variantes de cardones, distribuidas tal jardín botánico. A su vez encontramos expresiones artísticas de poblaciones originarias y la estatua de Joaquin V. Gonzalez, ilustre riojano.



Al bajar del paseo, el cual cuenta con un funicular, para aquellos que no quieran ejercitar un poco, me encargue de comprar dos vinos riojanos, que sumados a los dos sanjuaninos, hacen que mi cava del baúl vaya tomando forma.
Continuamos viaje por la 40 con destino a Tinogasta. Pasamos por un caserío muy simpático, San Blas de los Sauces, donde el adobe daba sus primeras apariciones.







Ya en tierra catamarqueña abandonamos la R.N 40 y nos desviamos por la R.N. 60 donde estábamos solos, muy solos…







Y llegamos, y a reencontrarnos con gente conocida que hace más de 35 años que no nos veíamos.



Algo de la música que nos acompaña en el andar...Diana Krall






1 comentario:

  1. segun pasan los dias este viaje parece mas hermoso.
    Sigan disfrutando y compartiendonos tan lindoas anecdotas

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